EL VIAJE: UNA REFLEXIÓN SOBRE LA VIDA.
La obra de arte siempre es susceptible de multiplicidad de interpretaciones, tantas como espectadores la perciban. Centrándose en “el viaje”, su finalidad dista mucho de lo que se pueda ver a primera vista, no es una crítica ácida y mordaz sobre el hecho de viajar y hacia las empresas de transporte aéreo. Se utiliza este recurso como metáfora de la vida, sobre todo del transcurso de la vida. Se quiere establecer un diálogo en cuya base se centre una reflexión sobre nuestra vida cotidiana en esta sociedad post-tecnológica.
La intervención puede resultar pesimista, dramática e incluso trágica, el espectador tiene que darle la vuelta y con cierto sentido del humor, pensar acerca de su propia situación en este sistema de vida actual y el papel que ocupa en la sociedad, para recapacitar en base al discurso escultórico, cambiar, o al menos intentarlo, de todo en lo que no esté de acuerdo y nos perjudica como seres humanos pensantes, posicionarse para recuperar la libertad individual, estar en contra de la soledad que cada día nos acucia en mayor medida, intentar no ser autosuficientes y compartir sensaciones y pensamientos con los demás, evitar el trato inhumano que soportamos casi diariamente en cualquier situación, vivir sin prisas ni estrés, etc. ser verdaderamente lo que queremos ser y hacer.
Se plantea que el ser humano de nuestra sociedad no forme parte del mecanismo social contemporáneo y recapacitar acerca del viaje que supone nuestra propia vida.
Abramos los ojos y no nos dejemos llevar, viajemos en libertad.
